Nuestras dos primeras propuestas corresponden con dormitorios infantiles femeninos. El primero, combina diferentes tonos pastel: aguamarina, azul y rosa en distintas gamas. El contrapunto lo marca el amarillo que aporta luminosidad a un cuarto ideal para una niña pequeña. La segunda propuestas utiliza colores más vivos, rosas y naranjas intensos, y se propone como una opción más a larga instancia. Es un dormitorio perfecto para una niña pero también para una adolescente.
Si sustituimos el rosa por el verde, obtenemos un cuarto perfecto para
un niño. Los colores pastel ayudarán al descanso del pequeño, mientras que la
combinación de los mismos con otros tonos más vivos, fomentarán su imaginación.
¿Y qué me dicen de la última propuesta? Con unos colores tan llamativos
como el amarillo y turquesa, poco
más hace falta; apostar por paredes neutras en esos casos es la mejor opción.
El dormitorio del bebé debe ser un lugar que
transmita tranquilidad. Para conseguirlo debes cuidar los colores que
seleccionaremos tanto para las paredes como para el mobiliario. Los tonos blancos y pasteles, como el rosa, el
verde, el beige o el azul turquesa, entre otros, son los más
acertados para aplicar sobre las paredes. Crean un entorno sereno y cálido, y
ayudan a conseguir estancias con mejor iluminación, la cual debe ser
cálida e indirecta. La luz natural será muy beneficiosa en éste tipo
de dormitorios
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